miércoles, 21 de abril de 2010

Viejachotismo: una forma de vida


El viejachotismo es un estilo de vida que se puede apreciar (o despreciar, mejor dicho) en todo su esplendor en mi barrio. Hace falta sólo andar por la calle a las 8 de la mañana, ya sea yendo a la facultad, o volviendo medio fisurado de alguna salida de bar, para ver los especímenes que salen como hongos con la lluvia. La vieja chota suele atacar en las veredas, donde se las puede ver baldeando, barriendo y dirigiéndote una mirada con cara de orto cuando uno pasa por “su sector”. El uniforme que usan (universal) es una especie de mantel floreado con algún chalequito de lana. No es raro verlas con ruleros o algún rodete ajustado. Los soquetes a medio caerse con chancletas son un clásico. Fácil de identificar por sus actitudes en diversos lugares, a saber:

En el colectivo son las que no tienen cambio, joden al chofer, o a cualquier incauto que ose ocupar un lugar y no le ceda el asiento. En caso de que algún alma noble les deje el lugar gritarán a viva voz para que todo el resto escuche “el único caballero que hay acá” seguido de un “debería darles vergüenza”

En la panadería/carnicería/almacén son las que están tres horas sacando una por una los centavos de un monedero minúsculo. Toquetean absolutamente todo, para ver si esta fresco, obedeciendo así al mandato de Lita de Lazari (gurú y líder del movimiento viejachotista del continente). Invariablemente si vos estabas por comprar algo, interrumpirán para meterse primero. Cualquier objeción de tu parte será respondido con un “!irrespetuoso! se piensan que una por ser vieja…” o “debería darle vergüenza”

En cualquier fila, sea de banco, de colectivo o en una farmacia para comprar forros, son las que se ponen a 5 centímetros de tu nuca, bufando a cada 30 segundos porque la espera se hace larga. Algunas intentan tomar partido por el hecho de su vejez e intentan colarse descaradamente, empujando a los demás al grito de “no respetan que una es anciana” o “debería darles vergüenza”

En el supermercado son las que te empujan con el carro, se meten a contramano en las góndolas y sin ningún pudor se cambian de cola a cada 5 minutos, haciendo encabronar a todos. Boludean al chino que atiende y se ponen a rezongar por la suba de precios al grito de “!es un robo, cada vez peor este país! o “debería darles vergüenza”

En el barrio, es normal verlas reptar hacia cada negocio de los antes mencionados, mirando feo a quien tienen cerca. También es un clásico escucharlas cacarear en grupo a todo volumen los sábados a las 8 de la mañana mientras uno duerme después de una noche de sexo desenfrenado, consumo de estupefacientes y con ganas de descansar, teniendo que escucharlas hablar de lo que le paso “al hijo de la Marita” y de cómo subió el kilo de soretes en la carnicería. Si no es eso, es el televisor al mango, generalmente puesto en algún noticiero berreta, un canal local o el programa de Rial a la tarde (cuando uno se quiere clavar una siesta). Es una fija que tengan un perro chiquito, feo como pisar mierda descalzo y con un ladrido aún peor, el cual al menor descuido por parte de la dueña corre a morderte sádicamente los tobillos. Es recontra clásico que los días de lluvia te saquen un ojo con el paraguas y te larguen una puteada a renglón seguido del estilo de “fijate por donde vas, nene” (todo el mundo sub-60 es “nene” para ellas) o “debería darte vergüenza”.
El viejachotismo es un movimiento que nunca va a morir y que cada vez cuenta con más adeptas barre-veredas y toca-frutas. Aún así no todas las viejas son “viejas chotas”. Hay viejitas buenas de esas que sólo se contentan con tejer y darle dinero a sus nietos en sus cumpleaños. El resto, bueno…cuando escuchen el grito “debería darles vergüenza”, ya saben. Es una vieja chota con todas las de la ley.



"Policias en Acción" nos dio un curso acelerado de este estilo de vida, con la amable señora que llamó a los nobles oficiales y terminó al grito de "vende faloooooopa!!!"

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