viernes, 30 de abril de 2010

Me perdí la Psp, la puta madre!!


No se si todos están enterados, pero una de las páginas más visitadas de esta nueva década, además de Facebook, es Lockerz. En ésta página uno acumula puntos logueándose o mirando videos de mini-series yankis pedorrísimas (y hechas con dos mangos) y después puede canjearlas por varios premios. Estos van desde consolas de videojuegos hasta ropa, películas y si uno se descuida, hasta un enano para el jardín. Pero como dice la frase, “always a catch” (siempre hay una trampa). El tema es que, es muy fácil juntarse por ejemplo 800 puntos para canjear una Psp. Más que fácil es una cuestión de paciencia, ya que recién después de mes y medio llegué a esos puntos. Pero que se puede, se puede. Ahora el truco: uno no puede canjear esos puntos alegremente en cualquier momento. Hay que esperar a algo que se llama “redeem”, donde ponen los productos a disposición para ser canjeados, pero por un breve período de tiempo (normalmente un par de horas, con suerte). Jamás, pero jamás, se avisa con antelación, aunque uno suele tener una ligera sospecha de cuando puede pasar una “redeem. Hay que estar en el momento justo, sino cagaste, los premios se evaporan literalmente de la web. Cuestión es que ese día estaba en la PC, escribiendo estupideces como siempre y rascándome la zona de la entrepierna, cuando llega un aviso de Lockerz. El mensaje avisaba del reglamento de la redeem, así que deje de rascarme el culo y lo leí con atención. El canje de premios era inminente. La Psp que tanto quería iba a ser mía. Afortunadamente, ese día no tenía nada más que hacer, a excepción un trabajo para la facultad que estaba redactando en el Word. Podía vigilar a cada tanto la página y ver cuando se iba a realizar la tan ansiada redeem. Estuve la mayor parte del día escribiendo y vigilando de cerca la página, pero no había noticias. Nada se movía en la red de Lockerz. De pronto me asaltó un pensamiento. Esto podía durar días. Aunque las reglas fueron anunciadas, nada me aseguraba que esa noche los premios estuvieran en la web. Me agarró sed y ganas de inspirarme a la vez. Solución natural: cerveza. Así que me arrastré sigilosamente hasta el almacén cerca de mí casa, mirando el reloj para ver si no me había pasado de las 9. Volví alegre con un porrón grande y tomé posición en el escritorio, frente a la computadora. Al ponerle “refresh” a la página de Lockerz, CHAN!! Había empezado la redeem!!. Dos minutos atrás, según el post en la página. Confiadísimo en que había llegado temprano, me loguee lo más rápido que pude y fui enseguidita a clickear en la imagen de la Psp. Pero…..no quedaban más. Ya se las habían llevado todas. Furioso, recorrí la página completa buscando algún otro premio para llevarme. Estaba decidido a llevarme por lo menos algo. Pero, no. En dos minutos habían limpiado de premios todo el sitio. Largue la puteada más larga que jamás haya dicho (y a buen volumen) y me embuché medio porrón de cerveza en un trago. ¡Los desgraciados se habían llevado mi Psp! Será para la próxima, si tengo suerte. Pero de algo estoy seguro: las cosas gratis son muy jodidas de conseguir

jueves, 22 de abril de 2010

Copado”, “Apesta” y “Totalmente cierto

Una nueva sección semanal (esperemos que sea semanal), en donde analizar cosas de la vida cotidiana y separarlas en tres categorías.

Copado: Rascarse frente a la tele un viernes

Apesta: El perro del vecino que ladra a las 7 de la mañana

Totalmente cierto: Las chicas lindas no cagan




Copado: Tomarse una cerveza y poner un discazo sin que te joda nadie

Apesta: Cuando te preguntan por 15ta vez si querés agrandar tu combo. Negra, te dije mediano!!

Totalmente cierto: cuando se presenta una buena oportunidad para garchar, en tu casa está parando un amigo, un primo o alguno de tus viejos, que encima duerme en tu habitación. ¿Y la chica? Vive con los padres. Pero, ¿y un telo? Cualquier oportunidad de garche se da mayormente a fin de mes cuando uno está quebrado y apenas le alcanza para unos forros. De telos, ni hablar


Copado: El Hombre Araña

Apesta: El colectivero que no te baja en la parada aunque le toques timbre 50 veces

Totalmente cierto: Llegás más rápido caminando a donde tenés que ir, que esperando al colectivo (a menos que vivas en Capital)

Copado: Llegar temprano a una fiesta y comerte y escabiarte todo antes que los boludos que, por hacerse los langas, llegan 40 minutos tarde.

Apesta: Que los cajeros automáticos no tengan cambio a pesar de ir a sacar guita un lunes a las 9 de la mañana

Totalmente cierto: Es más probable agarrarte un pedo terrible un viernes que un sábado




Copado: Tomarte un café en invierno, mientras afuera llueve y te lees un libro de Hunter Thompson

Apesta: Tomar el mismo café en verano, con humedad del 90% y 40 grados. Pero si no lo tomas, te dormís.

Totalmente cierto: Comprás un pantalón nuevo y el que venías usando hasta ahora se “rebela”, rompiéndose (normalmente a la altura donde termina la espalda…el culo, bah)




Copado: Una hamburguesa con queso

Apesta: Patear una pata de la cama descalzo

Totalmente cierto: La probabilidad de pisar un sorete aumenta si uno esta usando borceguíes


Copado: Leer en el baño

Apesta: Cuando se te acaba el café después de una noche que no dormiste bien

Totalmente cierto: Los cortes de luz siempre pasan de noche.

Copado: Blur (el grupo)

Apesta: Los vírgenes jeropas de los Jonas Brothers

Totalmente cierto: Cuando te dicen “veremos”, significa “no va a pasar”

miércoles, 21 de abril de 2010

Viejachotismo: una forma de vida


El viejachotismo es un estilo de vida que se puede apreciar (o despreciar, mejor dicho) en todo su esplendor en mi barrio. Hace falta sólo andar por la calle a las 8 de la mañana, ya sea yendo a la facultad, o volviendo medio fisurado de alguna salida de bar, para ver los especímenes que salen como hongos con la lluvia. La vieja chota suele atacar en las veredas, donde se las puede ver baldeando, barriendo y dirigiéndote una mirada con cara de orto cuando uno pasa por “su sector”. El uniforme que usan (universal) es una especie de mantel floreado con algún chalequito de lana. No es raro verlas con ruleros o algún rodete ajustado. Los soquetes a medio caerse con chancletas son un clásico. Fácil de identificar por sus actitudes en diversos lugares, a saber:

En el colectivo son las que no tienen cambio, joden al chofer, o a cualquier incauto que ose ocupar un lugar y no le ceda el asiento. En caso de que algún alma noble les deje el lugar gritarán a viva voz para que todo el resto escuche “el único caballero que hay acá” seguido de un “debería darles vergüenza”

En la panadería/carnicería/almacén son las que están tres horas sacando una por una los centavos de un monedero minúsculo. Toquetean absolutamente todo, para ver si esta fresco, obedeciendo así al mandato de Lita de Lazari (gurú y líder del movimiento viejachotista del continente). Invariablemente si vos estabas por comprar algo, interrumpirán para meterse primero. Cualquier objeción de tu parte será respondido con un “!irrespetuoso! se piensan que una por ser vieja…” o “debería darle vergüenza”

En cualquier fila, sea de banco, de colectivo o en una farmacia para comprar forros, son las que se ponen a 5 centímetros de tu nuca, bufando a cada 30 segundos porque la espera se hace larga. Algunas intentan tomar partido por el hecho de su vejez e intentan colarse descaradamente, empujando a los demás al grito de “no respetan que una es anciana” o “debería darles vergüenza”

En el supermercado son las que te empujan con el carro, se meten a contramano en las góndolas y sin ningún pudor se cambian de cola a cada 5 minutos, haciendo encabronar a todos. Boludean al chino que atiende y se ponen a rezongar por la suba de precios al grito de “!es un robo, cada vez peor este país! o “debería darles vergüenza”

En el barrio, es normal verlas reptar hacia cada negocio de los antes mencionados, mirando feo a quien tienen cerca. También es un clásico escucharlas cacarear en grupo a todo volumen los sábados a las 8 de la mañana mientras uno duerme después de una noche de sexo desenfrenado, consumo de estupefacientes y con ganas de descansar, teniendo que escucharlas hablar de lo que le paso “al hijo de la Marita” y de cómo subió el kilo de soretes en la carnicería. Si no es eso, es el televisor al mango, generalmente puesto en algún noticiero berreta, un canal local o el programa de Rial a la tarde (cuando uno se quiere clavar una siesta). Es una fija que tengan un perro chiquito, feo como pisar mierda descalzo y con un ladrido aún peor, el cual al menor descuido por parte de la dueña corre a morderte sádicamente los tobillos. Es recontra clásico que los días de lluvia te saquen un ojo con el paraguas y te larguen una puteada a renglón seguido del estilo de “fijate por donde vas, nene” (todo el mundo sub-60 es “nene” para ellas) o “debería darte vergüenza”.
El viejachotismo es un movimiento que nunca va a morir y que cada vez cuenta con más adeptas barre-veredas y toca-frutas. Aún así no todas las viejas son “viejas chotas”. Hay viejitas buenas de esas que sólo se contentan con tejer y darle dinero a sus nietos en sus cumpleaños. El resto, bueno…cuando escuchen el grito “debería darles vergüenza”, ya saben. Es una vieja chota con todas las de la ley.



"Policias en Acción" nos dio un curso acelerado de este estilo de vida, con la amable señora que llamó a los nobles oficiales y terminó al grito de "vende faloooooopa!!!"

El regreso tan ¿esperado?

Bueno, había dejado este blog de mierda abandonado a su suerte durante bastante tiempo. Pero escribir es como esos viejos vicios que siempre vuelven. Como la cerveza. Pasan cuatro meses desde que no tomás nada y una noche te invitan a una fiesta. Te chupas hasta el agua de las flores, te comes a una amiga, te peleas con un amigo y vomitas arriba de la torta de cumpleaños. Y al otro día no te acordás de las cagadas que te mandaste. Probablemente en algún punto también arranque de nuevo a escribir en “El Crítico Hematófago”, aunque eso va a seguir orientado a ser un blog mucho más informativo y con un poco de entrevistas a bandas y demás (si sale). Esto en cambio va a seguir siendo un blog donde colgar lo que escribo para no tirarlo al tacho de basura. Además, recordemos el gran dicho de mi querido amigo José Pablo Feinmann, “no hay pelotudo que no tenga “bloc”. Así que, para asegurar que está en lo cierto, acá estoy, con mi “bloc” (cuec). Y como no se escribir, le va a encantar esto.


Yo sabía que este libro me iba a ayudar a volver a escribir